Lo único que importa es LA ESCASEZ.
«¡Que la gente vea que queda poco!».
«¡Dispara el FOMO!».
«¡Esto funciona superbien! ¡Te lo digo yo!»
Cuando empecé yo cumplía mi ¿misión? escribiendo estos correos infumables que tenían menos y menos aperturas cada vez en los lanzamientos, funnels y promociones.
Uno está bien y es hasta bueno, pero enviar 4 iguales uno detrás de otro… ¿en serio?
Y teniendo en cuenta que ahora lanza hasta tu vecino del cuarto… ¿quieres enviar lo mismo que él y que vean la misma m*****?
No tiene sentido cerrar una promoción con los peores emails. Es como si Metallica cerrara un concierto con Some Kind Of Monster en vez de Master of Puppets.
Yo tuve suerte porque el día menos pensado un angelito con la cara de Joe Sugarman se posó en mi hombro y me dijo en un castellano con acento del Chicago profundo:
«A ver, Javier, ¿qué estamos haciendo? ¿Cuál es la regla número uno del email marketing?».
Entonces se posó un diablillo llamado Devil Settle en mi otro hombro y me repitió:
«Javi. Regla número 1. Piensa y deja de mirar Flakebook».
Lo tenía delante de mí, cristalino, en luces de neón: